Alegría Vrs. tristeza

TEGUCIGALPA.- Irremediablemente en la ley del fútbol uno debe perder, y particularmente en una final, donde por un lado toca celebrar y sonreír, y por otro llorar y resignarse. Ayer le tocó a Motagua vibrar de emoción y a Olimpia regresar con las manos vacías. La copa es azul. Los jugadores campeones tuvieron tiempo para celebrar, los blancos se sentaron en la grama del Nacional a sufrir en la profunda tristeza, pero reconociendo que el rival fue superior.

Los dirigentes motagüenses disfrutaron de la décima segunda copa.

La cara de la victoria es diferente, el guatemalteco Guillermo Ramírez disfrutó el triunfo.

Cuando se levanta la corona es como tocar la gloria.

La impotencia de Ramiro Bruschi es notable, pero así es el fútbol.

Carlos Días y Reinaldo Tilguath no creen de la forma cómo dejaron ir la copa 24.