SAN PEDRO SULA.- Fue una tarde y noche llena de grandes expectativas. Muy temprano la afición andaba muy entusiasmada, optimista, buscando el lugar apropiado para presenciar el partido de la gran final del campeonato Clausura entre Olimpia y Motagua.
El tráfico vehicular era impresionante, los restaurantes de la ciudad se llenaban poco a poco de personas que iban a disfrutar de sus bebidas, de sus bocaditos, pero sobre todo del juego.El aficionado identificado con los colores de su equipo favorito disfrutó del encuentro, lo vivió al máximo, estaba satisfecho por la forma cómo se jugaba. Cuando terminó el primer tiempo la gente se mostraba tranquila y comentaban lo que había sido los primeros cuarenta y cinco minutos, donde ambos equipos anotaron para terminar 1-1. Los goles fueron celebrados a lo grande por ambas aficiones, aunque sin duda eran más olimpistas que seguidores del cuadro azul.
Se inició la segunda parte y la afición comenzaba a gritar, cada disparo de media distancia, cada tiro libre, se daba el grito de gol. El segundo tanto llegó por medio de Amado Guevara, que dejó mudos a los albos y a los motagüenses gritando sin parar.
Seguían las acciones y la gente continuaba disfrutando de las bebidas y las comidas, y con la fe que su equipo se alzara con la copa.
Los últimos minutos fueron dramáticos, de nervios, de hacer fuerza, pero sobre el final, llegó la falta sobre Bengtson que el árbitro sancionó con un lanzamiento de once metros y eso hizo que volviera la tranquilidad en los seguidores azules y llenara de tristeza a los blancos. Tiró Bengtson, gol del Motagua y el grito de sus aficionados.
Una vez el árbitro pitó el final salieron hacia sus vehículos, para seguir celebrando por las principales calles de la ciudad.
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